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Lenguaje y Sociedad

martes, 2 de junio de 2009


El conocimiento de la realidad y lenguaje

La realidad está constituida a partir de un universo de hechos, los cuales a través de la ciencia tratamos de describir. El conocimiento que poseemos, y que se produce de la realidad, siempre tiene algún interés en particular. Es por ello que todo conocimiento de la realidad está guiado por algún interés que se debe satisfacer.

Desde la visión de Habermas, existen tres intereses que guían el conocimiento de la realidad: 1) Interés técnico del conocimiento, que está dado por las ciencias empíricas-analíticas. 2) Interés práctico del conocimiento, que está dado por la ciencia Histórica-Hermenéutica. 3) Interés emancipatorio del conocimiento, que está dado por las ciencias que tienden a la crítica.

El papel de las ciencias empíricas-analíticas es su viabilidad para producir conocimiento técnico de la realidad, vale decir, el conocimiento que nos permita obtener información y ampliación de acciones controladas en la realidad. Desde la ciencia histórica-hermenéutica la asimilación de la realidad y la producción del conocimiento están bajo la guía de la comprensión del sentido de los hechos, una comprensión subjetiva de la realidad. Así quien interpreta genera una relación entre su mundo y el interpretado, en otras palabras, “capta el contenido objetivo por la tradición y a la vez aplica a sí mismo la tradición y a su situación”[1].

Está comprensión del mundo del otro se dirige hacia al consenso y a la comunicación íntersubjetiva, la cual Habermas denomina interés práctico del conocimiento. Las ciencias orientadas a la crítica están preocupadas en la producción de conocimiento que pueda afectar y derrocar las relaciones de poder explotadoras y coerciones ilegítimas. Es por ello que se interesa en las teorías que captan legalidades invariantes de acción social y cuando captan relaciones de dependencia, ideológicamente fijadas.

A partir de estos tres intereses que se han dado en cada momento de la historia- los cuales proceden de la ruptura de la cultura con la naturaleza- Habermas propone su primera tesis de la teoría del conocimiento de la realidad: lo logros del sujeto trascendental se basan en la historia natural del hombre como género humano. Desde la división con la naturaleza, y su acción coercitiva, el hombre trata de producir el conocimiento de la realidad para conservar esta división. Estos conocimientos son los que dan a luz a la sociedad y son integrados al sistema social para la auto-conservación de esta misma. Sin embargo, este conocimiento no sólo sirve para la conservación de la sociedad, sino que es ella la que se define a si misma. Es por ello que Habermas plantea la segunda tesis del conocimiento: el conocimiento es instrumento de lo auto-conservador, en la medida misma que trascienda a la mera auto-conservación. Los intereses que constituyen el conocimiento de la realidad están mediados por el trabajo, el lenguaje y la dominación. La existencia humana asegura su existencia en sistemas de trabajo social, en la vida común de la tradición plasmada en el lenguaje y en identidades plasmadas de un “yo” que reconfiguran al individuo según las normas. Así el hombre se adapta a la realidad a través del aprendizaje del mundo de la vida social mediante la comunicación y se forma una identidad a través de las coerciones sociales, que a su vez inciden en las fuerzas de trabajo que acumula una sociedad. Dado esto, la tercera tesis de Habermas es: los intereses que guían al conocimiento se constituyen en el medio o por elementos del trabajo, del lenguaje y de la dominación. La cuarta tesis sobre el conocimiento es: en la fuerza de auto-reflexión el interés y el conocimiento son uno solo. Habermas propone esta tesis, ya que el lenguaje es el único medio que conocemos a priori y es la estructura que nos permite emancipar. El uso del lenguaje nos permite acceder a la razón, a la voluntad, y de este modo, alcanzar la auto-reflexión. En la auto-reflexión el conocimiento coincide con el interés de la emancipación, que a su vez permite la auto-reflexión.
Finalmente, la quinta de tesis de Habermas habla de cómo los diversos hechos en la dialéctica de la historia han provocado la ruptura de la comunicación por medio de la violencia, legitimando el proceso de la autonomía. Es por ello que Habermas plantea que el conocimiento e interés se acreditan en una dialéctica que reconstruye lo suprimido rastreando las huellas del dialogo reprimido.

El mundo de la vida y la acción comunicativa

En la concepción fenomenológica, el mundo de la vida es toda la esfera de las experiencias, orientaciones, acciones cotidianas, a través de las cuales los individuos persiguen sus intereses y sus asuntos, manipulando objetos, tratando con personas, concibiendo planes y llevándolos a cabo.

En la visión de Habermas, el mundo de la vida es el lugar donde el sujeto se desarrolla como individuo y donde el ser persigue sus intereses que guían el proceso de asimilación de la realidad. El mundo de la vida es compartido, pues la tradición cultural que lo constituye es transmitida a través de la interacción simbólica mediada por el lenguaje entre los diferentes hablantes. Desde esta perspectiva, el mundo de la vida está intersubjetivamente compartido y se aclara en la medida que hacemos referencia a los objetos simbólicos que se generan a través de los actos de habla y de las manifestaciones inmediatas. En palabras de Habermas, el mundo de la vida es “una construcción que es resultado de los procesos de interpretación de los sujetos agentes y que se coagula en objetividad”[2], entonces el mundo de la vida intersubjetivo es la interpretación de la realidad en la cual se desenvuelve el hablante.

La construcción del mundo de la vida está en permanente cambio, debido a que se va constituyendo a través de las inter-relaciones que se dan mediante la comunicación entre los distintos hablantes. Estas emisiones comunicativas, que constituyen el mundo, están dirigidas a un tercero, por ende el sujeto tiene que ser capaz de escoger los contenidos para que la expresión lingüística represente un hecho o una experiencia y, de este modo, poder compartir el conocimiento del mundo de la vida y de la realidad. Por otro lado, se deben expresar las intenciones para que el lenguaje manifieste lo que se desea que se exprese, es decir, debe existir una coherencia entre lo que se dice y el por qué se dice. Las intenciones se deben expresar en el lenguaje para que exista una relación de confianza entre los distintos interactuantes y que el mundo subjetivo que se da a conocer cumpla veracidad. Finalmente el lenguaje debe seguir pautas o valores conocidos para que la comunicación sea exitosa.

En el mundo, el hombre está en un constante tanteo y búsqueda de la orientación, es por ello que está en un continuo aprendizaje de su propia realidad. Esto pone de manifiesto la estrecha relación que existe en la teoría de la acción y las relaciones que existen entre actor y el mundo. Desde este punto, comenzaremos a desarrollar la teoría de la acción comunicativa y su relación con el mundo de la vida. El concepto de la acción comunicativa se refiere a la “interacción de a lo menos dos sujetos capaces de lenguaje y de acción que (ya sea con medios verbales o con medios extraverbales) entablan una relación interpersonal”[3]. En la acción comunicativa los hablantes buscan entenderse-interpretar- para así llegar a la coordinación de acciones en el mundo de la vida, vemos a partir de este postulado que el lenguaje es un medio para el entendimiento y la coordinación de la acciones, así los hablantes se pueden referir a algo en el mundo objetivo, en el mundo social y en el subjetivo. A partir del entendimiento que se realiza por medio de la acción comunicativa podemos construir relaciones con el mundo cobrando importancia la acción comunicativa, pues el uso de oraciones orientadas al entendimiento nos permite establecer relaciones con el mundo. Estas relaciones quedan establecidas de esta manera: — el mundo objetivo (como conjunto de todas las entidades sobre las que son posibles enunciados verdaderos); — el mundo social (como conjunto de todas las relaciones interpersonales legítimamente reguladas), y — el mundo subjetivo (como totalidad de las vivencias del hablante, a las que éste tiene un acceso privilegiado).[4]


Fig. 1. En esta imagen se ve como se realizan las distintas relaciones entre los mundos: social, subjetivo y objetivo.

Comprendemos por mundo objetivo como el universo de los hechos, suponiendo que “hecho” significa un enunciado sobre la existencia del estado de las cosas que se considera verdadero; por mundo social como totalidad de las relaciones interpersonales que son reconocidas por los integrantes como legítimas. Por el contrario, el mundo subjetivo representa la totalidad de las vivencias a las que en cada caso sólo un individuo tiene un acceso privilegiado.

Sin embargo, estas relaciones con los distintos mundos establecidos mediante el lenguaje, deben ser enjuiciadas para que sean subjetivamente válidas, dicho de otro modo, toda descripción realizada mediante el lenguaje debe ser interpretada, comprendida y debe ser aceptada o rechazada por el oyente. Es por ello que estás relaciones pueden ser rechazadas o aceptadas, dependiendo de las pretensiones de validez establecidas a partir de las justificaciones plasmadas en los discursos o explicaciones.


De esto podemos inferir que las relaciones con el mundo son incomprensibles para los seres que no están dotados de lenguaje y de auto-reflexión. Otro punto a tratar es cómo le damos sentido al mundo de la vida, es decir, la racionalización del mundo. En este caso usaremos el concepto de imagen del mundo, que entenderemos como “un saber cultural con cuya ayuda una comunidad de lenguaje interpreta el mundo”[5]. De esta forma en el lenguaje se va determinando lo que es real y lo que no lo es, nos permite darle sentido a nuestro mundo. La imagen del mundo es el lugar donde se racionaliza el mundo de la vida, a partir del acervo cultural que posee cada sociedad, el cual ha sido adquirido mediante un desarrollo histórico. Desde este punto, los individuos damos sentido a nuestra realidad como tal. Es así que la imagen del mundo es esencial para el proceso de entendimiento y socialización de los hablantes que se relacionan con el mundo social, subjetivo y objetivo. [6]





Lenguaje y reproducción de la sociedad.

Para desarrollar este apartado nos basaremos en las ideas de Niklas Luhmann, sobre todo en su visión sistémica de la sociedad y la autopoiesis. Desde la visión de Luhmann, la sociedad funciona como un sistema que se diferencia de su entorno mediante la complejidad, la que se logra con “la repetición de la formación de sistemas dentro de los de sí mismos”[7]. Y para mantener su diferenciación debe seleccionar las alternativas que le ofrece el ambiente. Por ende el sistema se tiene que complejizar para poder ser capaz de enfrentarse al entorno. Luhmann precisa que para disminuir la complejidad del sistema se deben actuar bajo “sentido”, que es “un excedente de referencias a otras posibilidades de vivencia y acción”[8]. Pues, a partir de él, el sistema actúa frente al entorno. En los sistemas sociales el sentido está dado por las estructuras sociales, que son las posibilidades de comportamiento y de experiencia frente al entorno.

En la teoría de los sistemas sociales, Luhmann se ve influenciado por la obra de Maturana y Varela sobre el concepto de autopoiesis en los sistemas. Luhmann extrapola el término a la teoría sistemas sociales, pues ellos se refieren a sí mismo en sus operacionales fundamentales, resolviendo así el problema de la auto-referencia. De este modo, plantea que los sistemas sociales son autopoiéticos en la medida que produzcan internamente los elementos que lo constituyen, los que desde su visión es la comunicación, dejando de lado a los individuos. Su perspectiva viene a romper con la tradición clásica de la sociología, la propone como elemento de constitución de la sociedad al hombre. Para Luhmann los hombres, actores sociales y sujetos son parte constitutiva del entorno. Es claro que no existe sociedad sin hombres, pero desde la visión sistémica no es posible explicar el sistema social a partir de ellos. Los hombres constituyen el sistema psíquico, que opera en distinto espacio respecto al sistema social. Esto no quiere decir que no existan relaciones entre los sistemas, pues los sistemas son cerrados en su operar autopoiético y abiertos en lo que es su estructura. Para el sistema social, los seres vivos, es decir, los seres psíquicos constituyen parte del entorno y, en esta medida, el sistema social supone la autopoiesis de los seres vivos y los sistemas psíquicos. Si ella desaparece evidentemente no es posible la autopoiesis. “Los sistemas sociales se basan, por lo tanto, en un tipo de acción o en un aspecto de la acción, y a través de la acción el sujeto entra prácticamente al sistema”[9], está acción por la cual entran al sistema los sujetos es la comunicación y, a través de ella, se reduce la complejidad que se da en los sistemas sociales. El proceso comunicacional es lo que constituye la realidad social, que a su vez se descompone en acciones que pueden establecer relaciones de comunicación.

De este modo, la autopoiesis del sistema está basada en la producción de comunicaciones, la cual viene a reducir la complejidad del sistema mediante tres selecciones: 1) la selección de la información o tema de la comunicación, donde la información es una selección de un repertorio (conocido o desconocido) de posibilidades; 2) la selección de la expresión de esta información, o lo que no es otra cosa que la acción comunicativa o notificación, se debe seleccionar una conducta que comunique esta información, deliberada o impremeditadamente; 3) la compresión (o incomprensión) selectiva de esta expresión y su información o la diferenciación entre la información y su comunicación[10] .

Desde la visión de Luhmann el proceso comunicativo es un estado altamente improbable o contingente, para producirse la comunicación debe resolver tres problemas 1) es improbable que alguien comprenda lo que otra persona quiera decir, dado que se trata de sistema distintos, separados físicamente como separados por la conciencia; 2) es improbable que la comunicación se extienda espacial y temporalmente; 3) es improbable que se obtenga el resultado buscado. Dado que la comunicación es altamente improbable, y además es el medio de autopoiesis, nos deriva la idea de que la sociedad es un estado altamente contingente y que su perduración está dada en la medida que los procesos comunicativos se lleven a cabo.

La discusión de Habermas y Luhmann

Evidentemente tanto Habermas como Luhmann han dado importancia al lenguaje, pero entre ellos existen varias diferencias que se hacen evidentes. Desde la visión habermaniana el conocimiento de la realidad está dado por los intereses guías, así la asimilación de la realidad está mediada por la interacción simbólica consensuada mediante pretensiones de validez, que realizan los hablantes. Para Luhmann los hablantes son parte del entorno del sistema, los cuales como unidades psíquicas deben superar la “improbabilidad de la comunicación” para establecer relaciones inter-subjetivas. Desde Luhmann vemos que la comunicación está integrada al sistema, esto para Habermas es confundir el medio de interacción simbólica al sistema social, extrayendo al sujeto del sistema y pasando a segundo plano de análisis tanto el mensaje comunicativo como el sujeto. Asimismo, al confundir lenguaje con sistema, se tiende a perder la esencia como medio de la interacción simbólica. En la visión de Habermas, el lenguaje se vuelve un elemento de emancipación que da sustento a la auto-reflexión, que a su vez permite la liberación de las condiciones de dominio y explotación. Por el contrario, en Luhmann solo permite la selección de las posibilidades para la reducción de la complejidad y la autopoiesis.

Conclusiones

El lenguaje es un elemento inherente al hombre y a la sociedad, tanto como elemento de la evolución y como para la reproducción de la sociedad. Por ende, es imposible dejar de lado el análisis del lenguaje en la sociología, la filosofía, antropología y biología.

Damos cuenta que el lenguaje es esencial para diferenciación de nuestro linaje, es algo que nos separa de los demás seres vivientes y, en base a él, hemos sido capaces de crear relaciones que nos permiten organizarnos con el fin de lograr alguna acción y de crear la realidad en la cual nos desenvolvemos como seres vivientes. La razón nos ha servido para lograr que las comunicaciones sean racionalizadas y, de este modo, interpretar las acciones comunicativas. La racionalización de la comunicación nos permite darle sentido la “conversación” que se entabla entre dos o más, es por ello que esto debe ser lo relevante en los análisis: el “qué se quiere decir” con lo que se dice. Esto nos conduce al problema de la improbabilidad de la comunicación propuesta por Luhmann, por ello debemos ser claros en el sentido que le damos a la acción comunicativa, además de seleccionar el modo de la expresión y la información, para que no se produzcan errores de comprensión y, en suma, con el objetivo de construir las relaciones entre los hombres para la coordinación de las acciones que darán origen a la realidad y a la sociedad.
Sabemos que somos seres lingüísticos, sin embargo, no podemos confundir el sistema social con el lenguaje debido a que esto nos lleva a errores de análisis. Debemos centrarnos en el lenguaje para comprender desde él cómo es que nos relacionamos con la realidad y con nuestros contemporáneos. La comunicación es un elemento altamente contingente, no obstante, es sólo a través de ella que podemos conocernos y entender la realidad que nos rodea, además de poder construirla mediante consensos comunicativos válidos.

El conocimiento del mundo se guía por intereses que pueden ser para el manejo de la realidad, la comunicación y la emancipación. El conocimiento guiado por el interés para el manejo de la realidad nos permite acceder al mundo material. Si bien éste está basado en el lenguaje, sólo podemos saber de las cosas siempre y cuando seamos capaces de realizar enunciados consensuados y válidos sobre ellos. El interés por la comunicación nos permite relacionarnos y conocer los mundos internos de cada ser humano y el interés por la emancipación nos guía a la liberación de la dominación que es ejercida por los poderes.

Sin hombres no hay lenguaje y sin lenguaje no podemos construir la sociedad, pues es el lenguaje, a través de la acción comunicativa, el que permite la coordinación de las acciones que darán origen a las instituciones que, a su vez, regularán las acciones en el mundo de la vida. Es fundamental dejar claro que el lenguaje juega un doble rol. Por un lado, nos permite la auto-reflexión para librarnos de las cadenas del poder, y por otro, es un medio de control del poder. De esta manera, sólo a través del lenguaje podemos acceder al pensamiento y al conocimiento crítico de la realidad, que puede ser utilizado para desprenderse de las cadenas de la dominación. A su vez, el lenguaje es un medio de control al igual que el trabajo y el dinero, un ejemplo de esto se ve en los medios de comunicación de masas que utilizan el lenguaje para dar información de una realidad, que puede ser falsa o controladora. Finalmente, la hermenéutica-interpretativa es el mejor marco metodológico para comprender las acciones realizadas en la sociedad, pues las acciones que conforman la sociedad están coordinadas en el lenguaje a través de la acción comunicativa, la cual siempre tiene un sentido. Sólo a través de la hermenéutica-interpretativa podemos acceder al conocimiento que poseen de los individuos sobre el mundo que los rodea, conocimiento formado por las acciones que poseen un sentido.

Escrito por Rubén Ananías M.
Extracto Monografía 2008

Bibliografía:

Aguilar, Omar (2004). La teoría de sistemas de Niklas Luhmann. Programa Académico de Bachillerato, Universidad de Chile.

Atria, Raúl (2006). Habermas y la sociología de la acción comunicativa. Depto. De Sociología, Facultad de Ciencias Sociales, FACSO, Universidad de Chile.

Habermas, Jürgen. Teoría de la acción comunicativa I, Ed. Taurus.

Habermas, Jürgen. Conocimiento e interés. Recuperado el 23 de septiembre 2008 de http://www.elseminario.com.ar/biblioteca/Habermas_Conocimiento_interes.htm


Citas:

[1] Habermas, Jürgen. Conocimiento e interés. Recuperado el 23 de septiembre 2008 de http://www.elseminario.com.ar/biblioteca/Habermas_Conocimiento_interes.htm

[2] Habermas, Jürgen. Teoría de la acción comunicativa I, Ed. Taurus. Pág. 115 – 116

[3] Habermas, Jürgen. Teoría de la acción comunicativa I, Ed. Taurus. Pág. 124

[4] Habermas, Jürgen. Teoría de la acción comunicativa I, Ed. Taurus. Pág. 144

[5] Habermas, Jürgen. Teoría de la acción comunicativa I, Ed. Taurus. Pág. 87

[6] Habermas, Jürgen. Teoría de la acción comunicativa I, Ed. Taurus. Pág. 95

[7] Luhmann, Niklas. Teoría de sistemas sociales, Ed. Anthropos. Pág. 42

[8] Luhmann, Niklas. Teoría de sistemas sociales, Ed. Anthropos. Pág. 78

[9] Luhmann, Niklas. Teoría de sistemas sociales, Ed. Anthropos. Pág. 140

[10] Luhmann, Niklas. Teoría de sistemas sociales, Ed. Anthropos. Pág. 141-142.

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